miércoles, 15 de febrero de 2012

La fuente de la eterna juventud

LEVÁNTATE Y ANDA
«La muerte es la gran llamada del despertador; el inevitable mandato y la que hace posible que nos sintamos iluminados ayudándonos en el crecimiento de nuestra alma. Esta es la razón por la cual Platón, cuando discípulos al borde de la muerte le pidieron una última palabra de consejo él les respondió: “Practiquen el morir”».
Escritor Ram Dass
Levántate y anda…
Una historia fantástica
Hace muchos años, cuando el presidente de la Unión Soviética era el Sr. Mikhail Sergeyevich Gorbachev, la situación y la temperatura en el país –o debería decir países– era completamente de apertura política y occidentalización a marchas forzadas.
Dicha apertura llenaba cada espacio posible de los ámbitos económicos y, por supuesto, sociales de los países comunistas.
Él, en un ansia aperturista basada en su famosa Glasnost, empezó una reestructuración de todo el sistema de estado y de gobierno que hoy ya es historia y que vendría a cambiar la forma en que los rusos vivían en aquellos tiempos, hace ya mas de veinte años.
Sin embargo hay un pedazo de esa historia relacionado con el Sr. Gorbachev –más bien anécdota, diría yo– que aún hoy permanece oculto y desconocido para muchos; la cosa fue así...
Resulta que el Sr. Gorbachev, aconsejado por sus ministros y asesores, empezó una campaña personal y discreta para extraer del Kremlin a Stalin –donde éste se encontraba, desde hacía lustros, tranquilamente enterrado– y exportar sus restos fuera de los muros hacia otro país aliado y remoto, siendo la razón principal de esta acción el muy conocido hecho de que este personaje representaba todo aquello que la Unión Soviética ya no representaba ante el mundo, y una desgracia que manchaba el historial del comunismo pues lo ponía a la par del fascismo y del recuerdo nefasto de su participación en la Segunda Guerra Mundial, mucho peso para esta noble nación en el Báltico.
Así las cosas y sin pérdida de tiempo, el Sr. Gorbachev –en persona– decidió llamar a su amigo Ronald Reagan para solicitarle el favor (él ya había respondido a la iniciativa de Reagan de tirar el muro de Berlín y colaborado haciéndolo) de enterrar a Stalin en Norteamérica –dada la bastedad de territorio mal comprado a la misma Rusia, a Francia y a México–, a lo que el Sr. Reagan contestó:
Por mí no hay problema, Sr. Presidente pero, justo en este momento, me encuentro en las primarias para la reelección de mi partido y mis correligionarios republicanos no verían con buenos ojos esta acción.
El Sr. Gorbachev no se vio en lo absoluto desanimado y pensó en moverse más hacia la izquierda del espectro geopolítico y llamó a su también amigo François Maurice Adrien Marie Mitterrand, el cual contestó:
Por mí no hay inconveniente, sin embargo, Micha, recordarás el chovinismo de mis compatriotas galos y me temo que éstos muy probablemente se irritarían, y una manifestación popular no me vendría bien en este momento justo a la mitad de mi corto período de gobierno de sólo catorce años.
Un poco más preocupado que al inicio por no ver coronadas sus expectativas, el Sr. Gorbachev decidió hacer una última llamada, ahora al "centro" (no a la izquierda ni a la derecha) del espectro geopolítico mundial y marcó el número de su homóloga Golda Meir, primera ministra de Israel en aquel entonces, la cual inmediatamente le dijo:
Micha, ¡por supuesto! y con todo gusto, cualquier cosa por un aliado como tú, nos sobra desierto por doquier; sin embargo, debo recordarte algo que debes de considerar muy seriamente.
¿Qué? –contestó presto el Sr. Gorbachev.
Pues que Israel tiene el récord más alto de resurrecciones del planeta, esto es, dos –contestó la Sra Meir.
Y ahora que estamos hablando de resurrecciones...
Levántate y anda
Hace 2000 años Cristo se acercó a la aún fresca tumba de Lázaro por petición de las hermanas de éste a fin de hacer el milagro del siglo, el milagro de la vida misma. Cristo iba a llevar al cabo ante todas aquellas personas reunidas el milagro de regresar la vida a alguien.
El texto de la Biblia dice así...
Jesús de Nazaret era amigo de Lázaro y de sus hermanas. La muerte del amigo también se hizo sentir en su corazón con un eco particular. Cuando llegó a Betania, cuando oyó el llanto de las hermanas y de otras personas encariñadas con el difunto, Jesús “sollozó muy conmovido” y con esta disposición interior preguntó: “¿Dónde lo habéis enterrado?”.
Jesús de Nazaret se detuvo junto al sepulcro de su amigo Lázaro y dijo: “¡Lázaro levántate y anda!”. Con estas palabras llenas de poder, Jesús lo resucitó a la vida y lo hizo salir de la tumba.
Inicio de este año que comienza
Con las palabras de Cristo a Lázaro quiero YO empezar el año y les invito a hacer lo mismo. ¿A qué?, me dirán algunos de ustedes... ¡Claro que no les invito a resucitar a nadie! Solamente a resucitar el cuerpo propio siguiendo esta misma frase:
A partir de este año que comienza...
Levántate y anda por la mañana por lo menos unos tres kilómetros.
Levántate y anda por la escalera en vez de por el elevador, ya sea en las oficinas, tu casa o algún centro comercial que tenga escalera eléctrica.
Levántate y anda a los compromisos cercanos que no impliquen distancias mayores a tres ó cuatro kilómetros.
Levántate y anda por la tarde o noche en el parque o por las calles de tu colonia, barrio o comunidad.
Levántate y anda al supermercado, tiendita o establecimiento de servicio como puede ser la tintorería o la farmacia.
Levántate y anda o corre por tu salud...
Con este precepto casi bíblico, te dejo la reflexión de este escrito, de esta serie "Las Profecías que “Nos Tragamus"

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