viernes, 24 de febrero de 2012

Falso, que baste recortar calorías para bajar de peso: científicos



  • El efecto de reducir las unidades de energía desaparece a los tres años, más o menos, señalan
  • Una nueva evaluación muestra que deshacerse de las grasas es dos veces más difícil de lo que se creía
  • Contra la noción popular, la gente más pesada tiene un metabolismo más rápido, dicen
por Steve Connor/The Independent
Periódico La Jornada
Viernes 24 de febrero de 2012, p. 2

Vancouver. Malas noticias para quienes quieren bajar de peso. Una nueva evaluación de la manera en que responde el organismo a las dietas muestra que deshacerse de las grasas es dos veces más difícil de lo que se pensaba.

Los cálculos también derriban el mito de que reducir calorías llevará a una baja continua de peso. De hecho, el efecto de reducir la ingestión de calorías desaparece a los tres años, más o menos, señalan científicos.


Expertos en obesidad habían sugerido anteriormente que reducir 100 kilocalorías por día en la dieta durante seis meses llevaría a bajar unos 2.5 kilos. Pero resulta que en realidad se necesita probablemente un año para bajar esos kilos, y cualquier reducción adicional se detendrá en algún punto pasados tres años, en vez de continuar siempre al mismo ritmo.


Las personas han seguido durante años esa fórmula para bajar de peso, y ahora resulta que es por completo errónea, señaló Kevin Hall, especialista en modelos matemáticos del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades del Riñón de Estados Unidos, ubicado en Maryland. La razón de que sea errónea es que no considera los cambios metabólicos que ocurren cuando las personas cambian su dieta. Si se reducen las calorías, el metabolismo se vuelve más lento a medida que se pierde más peso, hasta llegar a un punto de estabilidad.


Un error popular es que las personas obesas o con sobrepeso tienen un metabolismo más lento, lo cual significaría que no queman calorías tan aprisa como las delgadas. En realidad, mientras más gorda es una persona, más alto es probablemente su metabolismo, apuntó el doctor Hall ante la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que realiza una reunión en esta ciudad de Canadá.


“A diferencia de la noción popular de que las personas más pesadas tienen un metabolismo más lento, mientras más peso se tiene más calorías se queman –sostuvo–. Mientras más de esa masa sea tejido magro, no adiposo, aún más calorías se queman… y las personas obesas tienden a tener masa elevada tanto de tejido adiposo como de tejido magro.”


Científicos estadunidenses han usado esta nueva evaluación para construir un modelo matemático de la forma en que el organismo humano responde a las variaciones en la absorción de energía a través de los alimentos.


El modelo permite a las personas acudir a un sitio web para calcular, con base en su edad, sexo y peso corporal, cuántas calorías necesitan reducir de su dieta para alcanzar cierta meta de reducción de peso.


“Con el viejo sistema, alguien que reduce 100 calorías diarias podría esperar bajar 2.5 kilos en seis meses –explicó el doctor Hall–. Con el nuevo método, le llevaría un año bajar esos 2.5 kilos. La fórmula es reducir 10 kilocalorías diarias de la dieta por cada medio kilo que se quiera bajar.”


El doctor Hall comentó que dar a las personas expectativas poco realistas sobre la facilidad con que bajarán de peso puede resultar desalentador si el consejo resulta erróneo.


© The Independent


Traducción: Jorge Anaya

miércoles, 15 de febrero de 2012

La fuente de la eterna juventud

LEVÁNTATE Y ANDA
«La muerte es la gran llamada del despertador; el inevitable mandato y la que hace posible que nos sintamos iluminados ayudándonos en el crecimiento de nuestra alma. Esta es la razón por la cual Platón, cuando discípulos al borde de la muerte le pidieron una última palabra de consejo él les respondió: “Practiquen el morir”».
Escritor Ram Dass
Levántate y anda…
Una historia fantástica
Hace muchos años, cuando el presidente de la Unión Soviética era el Sr. Mikhail Sergeyevich Gorbachev, la situación y la temperatura en el país –o debería decir países– era completamente de apertura política y occidentalización a marchas forzadas.
Dicha apertura llenaba cada espacio posible de los ámbitos económicos y, por supuesto, sociales de los países comunistas.
Él, en un ansia aperturista basada en su famosa Glasnost, empezó una reestructuración de todo el sistema de estado y de gobierno que hoy ya es historia y que vendría a cambiar la forma en que los rusos vivían en aquellos tiempos, hace ya mas de veinte años.
Sin embargo hay un pedazo de esa historia relacionado con el Sr. Gorbachev –más bien anécdota, diría yo– que aún hoy permanece oculto y desconocido para muchos; la cosa fue así...
Resulta que el Sr. Gorbachev, aconsejado por sus ministros y asesores, empezó una campaña personal y discreta para extraer del Kremlin a Stalin –donde éste se encontraba, desde hacía lustros, tranquilamente enterrado– y exportar sus restos fuera de los muros hacia otro país aliado y remoto, siendo la razón principal de esta acción el muy conocido hecho de que este personaje representaba todo aquello que la Unión Soviética ya no representaba ante el mundo, y una desgracia que manchaba el historial del comunismo pues lo ponía a la par del fascismo y del recuerdo nefasto de su participación en la Segunda Guerra Mundial, mucho peso para esta noble nación en el Báltico.
Así las cosas y sin pérdida de tiempo, el Sr. Gorbachev –en persona– decidió llamar a su amigo Ronald Reagan para solicitarle el favor (él ya había respondido a la iniciativa de Reagan de tirar el muro de Berlín y colaborado haciéndolo) de enterrar a Stalin en Norteamérica –dada la bastedad de territorio mal comprado a la misma Rusia, a Francia y a México–, a lo que el Sr. Reagan contestó:
Por mí no hay problema, Sr. Presidente pero, justo en este momento, me encuentro en las primarias para la reelección de mi partido y mis correligionarios republicanos no verían con buenos ojos esta acción.
El Sr. Gorbachev no se vio en lo absoluto desanimado y pensó en moverse más hacia la izquierda del espectro geopolítico y llamó a su también amigo François Maurice Adrien Marie Mitterrand, el cual contestó:
Por mí no hay inconveniente, sin embargo, Micha, recordarás el chovinismo de mis compatriotas galos y me temo que éstos muy probablemente se irritarían, y una manifestación popular no me vendría bien en este momento justo a la mitad de mi corto período de gobierno de sólo catorce años.
Un poco más preocupado que al inicio por no ver coronadas sus expectativas, el Sr. Gorbachev decidió hacer una última llamada, ahora al "centro" (no a la izquierda ni a la derecha) del espectro geopolítico mundial y marcó el número de su homóloga Golda Meir, primera ministra de Israel en aquel entonces, la cual inmediatamente le dijo:
Micha, ¡por supuesto! y con todo gusto, cualquier cosa por un aliado como tú, nos sobra desierto por doquier; sin embargo, debo recordarte algo que debes de considerar muy seriamente.
¿Qué? –contestó presto el Sr. Gorbachev.
Pues que Israel tiene el récord más alto de resurrecciones del planeta, esto es, dos –contestó la Sra Meir.
Y ahora que estamos hablando de resurrecciones...
Levántate y anda
Hace 2000 años Cristo se acercó a la aún fresca tumba de Lázaro por petición de las hermanas de éste a fin de hacer el milagro del siglo, el milagro de la vida misma. Cristo iba a llevar al cabo ante todas aquellas personas reunidas el milagro de regresar la vida a alguien.
El texto de la Biblia dice así...
Jesús de Nazaret era amigo de Lázaro y de sus hermanas. La muerte del amigo también se hizo sentir en su corazón con un eco particular. Cuando llegó a Betania, cuando oyó el llanto de las hermanas y de otras personas encariñadas con el difunto, Jesús “sollozó muy conmovido” y con esta disposición interior preguntó: “¿Dónde lo habéis enterrado?”.
Jesús de Nazaret se detuvo junto al sepulcro de su amigo Lázaro y dijo: “¡Lázaro levántate y anda!”. Con estas palabras llenas de poder, Jesús lo resucitó a la vida y lo hizo salir de la tumba.
Inicio de este año que comienza
Con las palabras de Cristo a Lázaro quiero YO empezar el año y les invito a hacer lo mismo. ¿A qué?, me dirán algunos de ustedes... ¡Claro que no les invito a resucitar a nadie! Solamente a resucitar el cuerpo propio siguiendo esta misma frase:
A partir de este año que comienza...
Levántate y anda por la mañana por lo menos unos tres kilómetros.
Levántate y anda por la escalera en vez de por el elevador, ya sea en las oficinas, tu casa o algún centro comercial que tenga escalera eléctrica.
Levántate y anda a los compromisos cercanos que no impliquen distancias mayores a tres ó cuatro kilómetros.
Levántate y anda por la tarde o noche en el parque o por las calles de tu colonia, barrio o comunidad.
Levántate y anda al supermercado, tiendita o establecimiento de servicio como puede ser la tintorería o la farmacia.
Levántate y anda o corre por tu salud...
Con este precepto casi bíblico, te dejo la reflexión de este escrito, de esta serie "Las Profecías que “Nos Tragamus"

miércoles, 8 de febrero de 2012

Los otros

Dado que soy yo porque no soy otros, decidí hacer un pequeño sondeo entre esos otros que no son yo, quizá para entender su otredad. Las preguntas en cuestión son las siguientes:

1. ¿Qué es ser? 

2. ¿Eres quien quieres ser?

Y he aquí las respuestas que muy amablemente me hicieron llegar (todas bajo seudónimo):

Na
1. ¡No tengo ni idea! 
2. Todavía no.

Rateta
1. La existencia individual.
2. En un 80% sí. Cada día descubres cosas nuevas que quieres ser, y su salida al exterior lleva su tiempo. Ser quien quieres ser es una actividad diaria. Un ejercicio constante.

Lika
1. Ser es estar sin miedos.
2. Sí, y cada vez más.

Margarita
1. El ser es el fragmento inmortal de cada persona.
2. Soy quien quiero ser, y simplemente soy feliz. La felicidad no acaba.

M. del Valle
1. Para mí ser es el legado que quiero dejar, la huella física y la etérea que se deja en cada persona. El ser está muy ligado al hacer, qué hago de mí como humano y cómo mi vida afecta positiva o negativamente a mi entorno. Ser bueno, ser malo, eso sólo se mide por los valores de la sociedad, el "ser" va en esa pequeña gota de mí que cala en la vida del otro, va también más allá del ser alto, o bajo, o gordo, "ser" es toda el alma que intenta salir de ti a través de tus acciones, a través de tus palabras. Se es cuando se sabe que se ha dado todo de sí mismo, pero también se es cuando el entorno te reconoce esa acción. Soy mi peor juez, me exijo hasta volverme loca, quiero ser más de lo que soy, es por esto que necesito ser vista por otros ojos, ser juzgada por otros jueces. El "ser" se ve antes de que te pidan, si es así has sido un X, lo que el otro haya necesitado, en el momento en que te han de pedir ya no eres un X simplemente te conviertes en un X cualquiera porque no ha nacido de ti, te han tenido pedir que seas. Soy un ser perfectamente incompleto que da pero a quien también hay que pedir.
2. No lo soy, y no sé cómo serlo. Quiero ser alguien especial y tocar muchas vidas, ser un referente, pero no tengo ni hijos ni amigos que me tomen como tal, para el resto del mundo no dejo huella por mi forma de ser introvertida. Quiero ser algo que no puedo ser.

Samar
1. Es ser auténtico en todo, emprendedor, sin falsas caras, sin conjeturas, ser uno mismo.
2. Soy quien quiero ser.

Sandalio
1. Ser es vivir, respirar, la existencia misma. Ser es poder diferenciarse de todo lo demás.
2. No soy quien quiero ser, quizá por eso siga existiendo, luchando, sufriendo y gozando. Cuando sea quien quiero ser igual me aburro.

Albricias
1. Es todo aquello que te envuelve y de lo que eres partícipe, tanto activamente como a través de todas esas personas que se empeñan en mantener un lazo contigo.
2. No he sido lo que no quiero ser, eso sí lo tengo muy claro. Nunca he sabido a ciencia cierta qué aspectos que no conozco de mí son realmente los que me gustan, por lo que tampoco he podido plantarme y afirmar categóricamente que ya he llegado dónde quería.

Azares
1. Ser es tiempo y sustancia; infinitivo para definir todo lo opuesto a la nada.
2. Sí, reflejo de las decisiones tomadas, basadas en lo que quiero y en lo que soy.

TyM
1. Ser es significar algo para alguien, lo que sea, pero significar. Bueno o malo, triste o alegre, lindo o feo, lo que sea. Y cuando “sos” desde lo más profundo del alma, con el corazón al aire y sin reparos, para alguien, y ese alguien es tu ser también: perfecto, porque todo se completa.
2. Trato de ser, todos los días… un día sin ser nada para nadie es un día muy, muy pobre.

Margot Tsviet
1. La idea de ser puede estar ligada a la identidad de uno o a la diferencia con otro. Sin embargo, nada hay de más conmovedor y transparente que el gerundio del ser: "estar siendo". Mientras todas las instituciones exigen un ser preciso y de perfil nítido, el "estar siendo" es el modo de confirmar lo finito y lo contingente del alma humana.
2. Generalmente no coincido conmigo mismo. A veces me encuentro y otras me pierdo. El problema está en que si bien es cierto que "soy", no sé muy bien "quien quiero ser".

Espacio y tiempo
1. El ser es el estado de conocimiento de la existencia propia, al ubicarse en un espacio y tiempo, y a su vez se encasilla al ser en adjetivos (hijo, negro, mujer, alto, etc.).
2. No, al tener conciencia de la existencia y más aún al clasificar al ser, se limita la existencia, situación que genera en mí el descontento entre el ser y el querer ser. Siempre existirá la necesidad de querer ser más o ser otra cosa. Afortunado aquel que ha sabido encaminar su pensamiento y la percepción que tiene sobre sí mismo para sentirse satisfecho a plenitud con lo que es.

Cuccko
1. No sé muy bien que es ser, la verdad. Supongo que en este momento lo relaciono bastante con el hecho de sentir. Creo que cuanto más carne pongo en el asador, sintiendo, más "me hago", como si la vida no se acumulara sola, sólo por el hecho de pasar...
2. A veces creo que sí, pero "el ser" que de momento he elegido es solitario, va contracorriente y por un estúpido complejo de inferioridad parece que tiene que estar justificándose a cada rato. Otras veces, me gustaría "ser más", "ser mejor", para otros fundamentalmente. Pero por lo general, tengo las paces bastante hechas con la persona que soy, y que no deja de crecer.

Zorroestepario
1. Ser es simplemente existir en el lugar incorrecto.
2. Por supuesto que no.

Blue Prince
1. Ser: pasajero que sube al tren de la existencia en la estación Conciencia y baja en la estación Actitud.
2. Como todo ser humano cuando estoy feliz la pregunta tiene respuesta instantánea y obvia, y cuando estoy en el abismo de la frustración la envidia tiende la mano; pero como en la entrada del mundo adulto está un letrero de letras mínimas que dice: «No se puede ser otro, sino a lo mucho como otro», se disipa el dilema.

África María Lassa
1. El ser es una trilogía imperfecta de pensamiento, sentimiento y acción. Es camaléonica y en la inconsciencia es inestable. El motor de nuestra esencia es "el pensamiento" y donde reside el poder de modificarnos.
2. A diario hago malabarismos con "mi trilogía" aunque imperfecta, soy quien quiero ser cuando toco la realidad.

Esa soy
1. El ser el que es sin estar, el que ve sin mirar, el que escucha en su silencio los ecos de otros seres que son.
2. No sé quién soy, pero soy.

Nextlife
1. Ser es energía continuamente fluyendo.
2. A pesar de todo y todos (incluida yo), sí.

Corazón vagabundo
1. Es el reflejo en el espejo y la luz intensa que tienen los ojos que ves en ese espejo. Es el alma que te hace único y que nadie comprende tan exactamente como tú mismo.
2. No, sinceramente quisiera ser otro, más exitoso, menos conflictivo, más amoroso y más productivo.

Kerepa
1. Existir.
2. Sí, aunque cada día aprendo a ser lo que realmente quiero ser.

Águila
1. Es la esencia, la existencia de lo que siento y pienso, y cómo transfiero esto al mundo exterior.
2. En el camino a serlo: cada día me acerco y me alejo de quien quiero ser. Cuando sigo mis deseos, siempre perdurables en el tiempo, esculpo la obra deseada de mi vida. El deseo es el motor que te acerca; el juego se confunde cuando el apetito —variable y caprichoso— aparece; es tan variable que puede detener y confundir esa obra hasta que reflexionas y dejas que el córtex entre en acción. Ese deseo es el que permitirá encauzar la construcción de quien quieres ser.

General Moragues
1. Parecido al estar pero permanente, o sea, ser es siempre estar.
2. Me parezco al que quiero ser, pero siempre acabo siendo alguien parecido a quien quiero ser.

Yasodara O'connor
1. Ser es soñar.
2. No soy quien quiero ser porque me despierto.

Pachito
1. Para mí es la percepción que tenemos de lo que representamos en un contexto y tiempo determinados. Mi visión es bastante metafísica.
2. A veces sí y a veces no: no creo que tenga opción. Si partimos de la definición que hago del ser, pues es bastante derrotista, o incluso optimista. La vida nos da la posibilidad de ser lo que queremos ser en diferentes momentos.

Pichus
1. Ser es estar. Es transitar y evolucionar. Ser es querer y quererse. Ser es llegar. Es aprender sin aprehenderse. Ser es crear y dar, generar y multiplicar. Ser es paz y luz. Ser es blanco y bondad.
2. Soy quien puedo ser. Soy en constante búsqueda. Abierta para recibir y dispuesta a compartir. Soy en pausa para reflexionar, y en silencio para respirar. Soy agradecida con mis miedos y me fortalece creer.

Lisbeth S.
1. Vida, existir.
2. No. A pesar de que existo y estoy viva, que es lo mas importante, siento que no soy quien quisiera ser.


Viviendo, soy
1. Eso que nos sucede queramos o no, con consciencia de que sucede o sin ella. La diferencia, supongo, está justamente en la menor o mayor consciencia que tengamos de lo que somos y de por qué es así. También una piedra es piedra, pero no creo que lo sepa.
2. Hace un rato pensaba que no soy lo que quise ser algún día y que ya no tendré oportunidad de serlo, al menos en esta vida. Sin embargo soy en muchos sentidos lo que hoy quiero ser, y seguramente lo que antes buscaba, hoy me importa menos. Además tengo muchas metas a nivel ser en las que trabajo cada día y, a plena consciencia, me acerco poco a poco. Sí estoy en el camino correcto, siento que ya soy lo que quiero ser hoy.

Zsoo Zsoo
1. Ser para mi es la capacidad de auto definirse de conocerte a ti mismo es muy simple lo increíble es que haya personas que no sepan quien son.
2. Me gusta lo que soy por dentro y por fuera no me cambiaría por nada ni nadie , aunque si me gustaría que otros cambiasen.


Pilita
1. Dependiendo del día, la hora y el momento es todo lo que te define y diferencia de los demás, por ejemplo, hoy soy feliz, quién sabe dentro de unas horas.
2. A veces.

Merak
1. Ser es vivir en plenitud.
2. Por momentos. La vida no es todo, ni sustancialmente ni temporalmente. Tiene parcelas, matices y estos varían a lo largo del tiempo, evolucionan, involucionan. Hay momentos en los que sí soy quien quiero ser en algunas facetas de mi vida, en otras no. Pero ni unas ni otras son realidades o estados absolutos y varían, a veces, de un día para otro.

Víctor
1- El ser es algo variable, inalcanzable. Es aquello en que queremos convertirnos, aquello a que aspiramos ser. Nunca se es definitivamente. Ser es querer ser algo más. El ser no es estático, el ser es evolución. 
2- Soy quien quiero ser en la medida en que ahora mismo soy quien quiero ser, o sea, alguien que quiere ser otra cosa, otra persona, otro ser que deseará ser otro ser.

Cras
1. Entiendo "ser" como una condición de estar en el mundo. Es la suma de condiciones y características que nos ubican en el espacio y el tiempo y con respecto a otras cosas en el mundo.

2. Soy quien puedo ser porque no todo mi ser depende de mí y mis decisiones. Si preguntamos si he controlado hasta donde he podido las condiciones que dependen de mí, creo que sí. Soy quien quiero ser hasta donde soy sin imponerme a los demás.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Soy un gordo


 

por Guillermo Vega  Zaragoza 

 

Lo confieso: soy un gordo. Siempre lo he sido, desde chiquito. Provengo de una familia donde se comía bien y abundantemente. Los platos y los vasos siempre eran grandes. En cada comida, después de dar cuenta de la sopa, el arroz con huevo y dos guisados, acompañados de pan o tortillas y agua de sabor, mi madre siempre decía: “¿No quieres unos frijolitos?” Debo decir que nunca me negué a los acompletadores. Y para cerrar con broche de oro, el postre: pastel o gelatina o flan o galletas. Para doña Consuelo, mi madre (que Dios la tenga en su santa gloria), alimentar a su prole era una de sus formas de demostrarles su amor. Me imagino que muchas madres eran y son como la mía.

Así, desde siempre. Si a eso le añadimos que, en general, en mi familia somos de buena estatura, pues ya se imaginarán que siempre tuvimos que batallar con eso de las tallas de ropa. Desde que estaba en la primaria, teníamos que buscar mis camisas y pantalones en la sección de caballeros. Hoy la tengo que pedir por Internet desde Monterrey, en una tienda virtual que se llama (brujos, adivinaron) “Ropa para Gorditos”, porque aquí en la Ciudad de México no hay tiendas especializadas en tallas grandes (me dice una amiga que hay una en el Centro Histórico, pero no voy a andarme metiendo en ese berenjenal nomás para comprarme unos calzones).

Pero aunque ustedes no lo crean, el hecho de ser gordito no me ha provocado ningún trauma grave ni estoy resentido con la sociedad porque me haya rechazado. Bueno, cuando era adolescente, pensaba que las chicas no me hacían caso porque estaba pasado de peso. Y entonces me impuse una rigurosa dieta y salía a correr todas las mañanas. Así logré bajar 13 kilos en un mes. Me compré ropa nueva y me lancé a la conquista de las chavas que antes me habían despreciado. Pero ya que una de ellas me dio el sí y empezamos a andar de novios, le pregunté por qué antes no había aceptado mis lances. “Fue porque estaba gordito, ¿verdad?”, le dije. Pero ella respondió algo que me dejó frío: “No, la verdad es que nunca me importó que estuvieras o no gordito. Lo que me decidió a darte el sí fue que te conocí mucho mejor y me gustó tu forma de ser. Por eso.” Incrédulo, insistí pero ella corroboró lo que ya me había dicho.

Órale. Entonces resulta que a ciertas mujeres no les importa si tienes el cuerpo de un Adonis o de un tamal oaxaqueño, sino que tengas buen carácter y buenos sentimientos. Aunque volví a subir de peso y me convertí de nuevo en el gordito simpático que siempre he sido, he podido comprobar que, en efecto, a pesar de lo que nos plantean los infomerciales televisivos, las personas podrán tener la fantasía de poseer un cuerpo escultural, pero en la realidad prefieren a su gordito o su gordita, que es real, que en realidad los quiere y son correspondido. Imagínense: ¿de qué serviría tener una mujer con el cuerpo de Niurka, pero con su pésimo carácter y falta de escrúpulos? En cuanto les haya sacado toda la lana o haya saciado sus bajos instintos, a volar, gaviotas, y que venga el siguiente incauto.

Lo que sí nunca voy a soportar es a la gente que se vuelve "policía del peso" de los demás, esos que incluso antes de que los saludes ya te están diciendo "¿subiste de peso, verdad?" O si comes con ellos te están llevando la cuenta de las tortillas o los panes que te empacas. Y si te atreves a pedir que te dejen tragar a gusto es que siempre te salen con el cuento de que "te lo digo por tu bien, pero si te vale, allá tú". Sin embargo, me he dado cuenta que la mayoría de estos metiches ¡también están gordos!, o son ex gordos, o han llevado cuanta dieta encuentran, casi siempre sin éxito, por su falta de voluntad. Nunca me ha tocado que alguien que siempre ha sido flaco se inmiscuya con el plato de los demás.

Todo esto viene a cuento porque la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), revela que el 70 por ciento de los adultos de nuestro país tiene algún grado de sobrepeso y obesidad, y que el ritmo de crecimiento de esta cifra, pasó de 34.5 por ciento en 1988 a 70 por ciento en 2006, cosa que no se ha visto en ningún otro lugar del mundo y que constituye un verdadero problema de salud pública, porque no sólo los adultos sino también los niños y los adolescentes ya están presentando ese problema, pues están gordos el 26 por ciento de los niños de cinco a 11 años de edad, lo que representa un incremento de casi 40 por ciento en relación con el índice de 1999, cuando era de sólo 18.6 por ciento. En los adolescentes, el sobrepeso y obesidad afecta a uno de cada tres individuos.

La encuesta resalta que este aumento de la obesidad en el país es alarmante, y que “es urgente aplicar estrategias y programas dirigidos a la prevención y control de la obesidad del niño, el adolescente y el adulto". Las autoridades de Salud insisten en recalcar el riesgo que representan el sobrepeso y la obesidad para el desarrollo de otros padecimientos crónicos, como la diabetes, que ya es la primera causa de muerte en la población general; las afecciones cardiacas y la hipertensión arterial, entre otros.

Veamos entonces: siete de cada diez adultos mexicanos son gordos. Es más, de acuerdo con la ley de la probabilística, lo más seguro que usted sea un lector gordo. No se haga, de nada le va a servir meter la panza, todos ya nos dimos cuenta. El primer paso para superar un problema es aceptarlo, así que dígalo bien fuerte y acéptelo: “Soy un gordo”. Una vez que ya aceptó la realidad y no la sigue negando, lo siguiente es decidir: ¿Soy feliz así o no? Si lo es, pues lo felicito aún más, pero si no lo es, ¿qué espera para poner manos a la obra y cambiar su situación?

Desde luego, lo primero es poner hincapié en que la principal causa de la obesidad son los malos hábitos alimenticios. Es cierto, todos debiéramos comer carne, frutas y verduras, y bla, bla, bla. Pero seamos realistas: ¿a cuántas personas les alcanza el sueldo para dar de comer a su familia e incluir todos esos alimentos, si todo está cada vez más caro y los sueldos cada vez son más raquíticos? Luego está la cuestión del tiempo. A muchas personas apenas y les da tiempo de echarse una torta de tamal y un atole al iniciar la jornada y ya en la tarde echarse unos tacos, una torta o unas gordas con un refresco en algún puesto callejero. 

Y también está el asunto de la comodidad y la pereza. A ver, usted, señora, no se haga: ¿cuántas veces ha preferido comprarle al niño una Maruchan en la tiendita de la esquina en lugar de hacerle una rica sopita de verduras, dizque porque “no le dio tiempo de ir al mercado y ya es bien tarde”? Es más fácil destapar un refresco que hacer un agua fresca de limón o de jamaica.

Es decir, muchos somos gordos porque queremos, pero muchos, muchísimos más, están gordos, porque no les queda de otra. Cuando las autoridades de Salud alertan sobre el problema también deberían tomar en cuenta que la obesidad no es tan sólo un asunto de decisión personal sino estructural y sistémico (chin, ya me salió lo académico). Para que me entienda usted, obeso lector, mi prójimo, mi hermano: usted puede cambiar si lo quiere, pero también hay que cambiar la forma en que la sociedad está organizada para evitar que estos situaciones se vuelvan incontrolables. Y eso, no es sólo responsabilidad de las personas, de los ciudadanos comunes y corrientes, sino sobre todo de los gobernantes y de los empresarios, que también deberían contribuir a resolver este tipo de problemas de salud pública, antes de que sea demasiado tarde.